Yo rechazo/Yo apruebo: Gerardo Jofré y Fernanda Vicente
"Si van a votar masivamente, va a ganar el rechazo", dice el ex presidente del directorio de Codelco. Por otro lado, la experta en innovación afirma que "me da más miedo no enfrentar el plebiscito".
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“Rechazo porque tenemos un gran país, el mejor país de América Latina desde el punto de vista económico, social y político, el país que tiene más alto nivel de desarrollo humano en la región. Lamentablemente, tenemos mucha gente que no quiere que tengamos este gran país porque va contra su ideología la manera en cómo funciona. Este país funciona con economía de mercado, con un sistema de iniciativa privada muy fuerte y a las personas les entregan muchas responsabilidades. Hay gente que quiere un modelo distinto entonces prefieren tener un país más malo con tal de que se aplique la manera en que ellos quieren hacer las cosas. Cambiar la Constitución da una probabilidad muy alta de que perdamos esto”, dice Gerardo Jofré, director de empresas. “La Constitución establece muchas reglas muy importantes para que Chile pueda funcionar, entonces los que quieren cambiar la Carta Magna justamente quieren modificar esas reglas”, agrega.
-¿Qué modificación es la que más le preocupa?
-La eliminación de la propiedad privada es una de ellas. También la autonomía del Banco Central que es fundamental para que no haya demagogia ni populismo, no se malgaste la plata y no haya inflación. Hay muchas cosas que establece la Constitución, muchas libertades que le incomodan a los que quieren el otro modelo más socialista, entonces el riesgo de que en un cambio constitucional se termine con este modelo que hace que Chile sea un gran país, es altísimo. Yo no he pensado en ningún momento en aprobar porque desde el principio he tenido clara esta visión.
-¿Pero cree que la Constitución debiera modificarse?
-Sí. Yo creo que la disyuntiva que hay acá no es el cambio o el no cambio. El tema es que haya cambios hacia adelante, hacia arriba, hacia mejorar; versus cambios de destrucción de lo que tenemos para reemplazarlo por otra cosa a partir de cero. Yo lo que haría sería primero rechazar este proceso -porque creo que va a salir algo muy malo para Chile- y después tenemos que cambiar a muchos políticos, porque la mayoría son malos políticos. Por eso es que estamos metidos en estos enredos. Necesitamos políticos que miren con honestidad los efectos reales que van a tener las leyes que dictan.
Jofré dice tener esperanza en el triunfo del rechazo. “Es el primer hito de la ruta. Una vez que haya un nuevo Congreso con gente que quiera trabajar por el bien del país, van a ser revisar la Constitución y ver en qué cosas se puede mejorar”.
-Pero las encuestas dicen lo contrario...
-La mayoría de las encuestas están dando resultados absurdos, con un 80% apruebo y un 20% de rechazo o incluso más, cifras que son inimaginables, pero esto está haciendo que la gente opte por no ir a votar. Si van los chilenos a votar masivamente, va a ganar el rechazo. Esa es mi esperanza y lo que yo creo que va a pasar.
Hay dos encuestas; una de ellas es la que mandamos a hacer nosotros (en el comando del rechazo independiente) a la firma argentina Numen, que dio 40% Rechazo y 60% Apruebo. Esto considerando sólo a las personas que están decididas a ir a votar. También consultaron qué les gustaría votar, independiente de que vayan o no, y esto dio 53% Rechazo y 47% Apruebo. La otra encuesta es de la empresa StatKnows y dió 45% al Rechazo y 55% al Apruebo, también considerando sólo los que irán a votar. Cuando se les pregunta a los de Rechazo por qué no quieren ir a votar, la mitad dice que “la elección está perdida“; del resto, 1/4 confiesa que teme el coronavirus y el otro cuarto que teme violencia en la votación.
-¿Piensa que hay empresarios que no quieren reconocer públicamente que van a rechazar?
-Sí, definitivamente, hay mucha gente que no quiere decirlo públicamente. Lo que pasa es que a la mayoría de los empresarios no les gusta mostrar sus posiciones políticas, porque imagínate una persona que sea dueña de una empresa de consumo o retail, esa empresa no puede tener un color político, porque está al servicio de sus clientes que son de todas las posturas políticas. El caso mío es distinto porque no soy un empresario, o sea tengo unas cosas chicas, pero no tienen relación con clientes y estoy en algunas directorios pero no represento a esas empresas.
-Si ganara el apruebo, qué preferiría: ¿convención mixta o constituyente?
-Yo personalmente creo que una es pésima y la otra es peor. Estoy tratando de ver cuál es la pésima y cuál es la peor. Esa parte todavía no la tengo clara. Ahora, hay gente en Chile, grandes constitucionalistas que me gustaría que estuvieran en el trabajo constitucional que se hiciera. Pero creo que en este no están dadas las condiciones ni siquiera para que ellos tengan acceso porque no son políticos y no están metidos en las dinámicas de los partidos. No quiero quemar nombres tampoco, pero hay constitucionalistas muy serios.
¿Por qué aprueba?
-Por varios motivos: primero, porque creo que es una oportunidad única que tenemos de diseñar el futuro del país y por primera vez, después de mucho tiempo, podemos hacerlo en conjunto en la amplia diversidad de lo que es hoy día Chile. Para mí no existen dos polos en el país -un polo A y uno B, o la derecha y la izquierda- sino un caleidoscopio de mundos diversos, que desde la innovación, que es el área en la que yo trabajo, es el insumo principal para generar un país más inclusivo y desarrollado, y una reactivación más sustentable y sostenible en el tiempo. Todos tenemos un rol que cumplir en este futuro como ciudadanos.
Fernanda Vicente recalca que habla a título personal y no en representación de Mujeres del Pacífico, organización internacional experta en emprendimiento femenino, ni representa a las empresas de las que es directora. Agrega que “nunca va a haber un tiempo ideal” para llevar a cabo el plebiscito, que veníamos de tiempos de mucha polarización que la pandemia nos ha permitido poner en pausa. “De alguna manera también ha visibilizado las brechas y dificultades que veníamos acarreando, como por ejemplo la economía del cuidado en que las mujeres se quedan a cargo de los adultos mayores, los enfermos y a los niños. Ellas están haciendo que otros puedan salir a trabajar y que el país crezca”, señala. Además, dice que está la brecha de la conectividad, de la educación y de la salud. “La vuelta de las ollas comunes visibiliza que hay chilenos que no han sido atendidos o no han sido incluidos. Existe ese Chile que la pandemia ahora ha agudizado. Entonces es una súper oportunidad de estar en un salón con este caleidoscopio de Chile conversando sobre cuál es el país que queremos. No va a ser fácil, sin duda. Pero esta no es una utopía, esto tiene que ser real, y yo estoy convencida que es totalmente posible”, agrega.
¿Y esa diversidad la representa mejor una convención mixta o constituyente?
-Cuando uno va a su lado más conservador diría la mixta porque es lo conocido, pero yo creo que acá lo que el país está pidiendo es que esté representada la diversidad en su amplitud. Los partidos políticos están cada vez siendo menos representativos de esa amplitud, de hecho, hay muy pocas personas que se sienten representadas. La dificultad está en que no haya sobrerrepresentación de ciertos grupos sobre los otros. Yo no soy técnica en el sistema, pero ojalá los partidos que van a patrocinar a los que no son miembros de su partido, tengan la inteligencia de poder incorporar a esa diversidad para que esa constitución sea 100% válida.
-¿Pensó algún momento en rechazar?
-Para serte bien sincera, creo que mi instinto primario fue rechazo. Fue rechazo hablando desde el miedo, hablando desde “pucha va a cambiar todo esto, una hoja en blanco, ¿Qué va a pasar?”. Pero después, mi segunda visión, después de conversarlo con mucha gente -yo tengo la suerte de estar en muchos mundos diversos al mismo tiempo- , de alguna manera combatí mi miedo a la incertidumbre.
-¿Tenía miedo a la violencia?
-Me da más miedo no enfrentar el plebiscito. Aunque reconozco que me da miedo la polarización, que no seamos capaces de entender que no se trata de que un lado tiene la razón y el otro no. Vernos como adversarios, eso es lo que me da miedo. Yo creo que tenemos que ir evolucionando todos y entender que acá no existen adversarios, acá vivimos todos en el mismo territorio, compartimos la misma nacionalidad y todos queremos un mejor futuro. Hay un 70% de Chile que necesita que nos miremos, conversemos, nos vinculemos, que retejamos el tejido social. Estamos llenos de juicios y prejuicios y ahí es donde siento que hay que hacer un esfuerzo importante por entender un país distinto.
Lo que sí me da incertidumbre es no tener un camino a seguir. No hay un plan y lo vamos a tener que dibujar en la Constitución. Pero tengo muy claro que por mientras no podemos paralizarnos.
¿Qué cambiaría de la Constitución actual?
-Soy pésima técnica y por algo no voy de candidata a la constituyente, pero lo que pondría como un derecho básico es el derecho a la conectividad. Eso tiene que estar declarado por la Constitución porque si no hoy quedan fuera del mundo.
-¿Se identifica con algún sector político?
-Yo no me siento con ningún domicilio político, pero creo totalmente en la potencia que tienen las empresas, en la contribución social que tienen que hacer; creo en la libertad absoluta, en el emprendimiento como motor de desarrollo y potencia gigante que tenemos en el país. Pero también creo que tenemos que tener un estado mucho más eficiente, moderno,que se haga cargo de problemas reales y creo que los desafíos son público-privados. No hay un país desarrollado sin empresas desarrolladas. Creo que las empresas y el país tienen que evolucionar juntos. ¿Qué país queremos si no hay empresas? Cada empresa tiene un pedacito de Chile adentro.